Regada por la costa del mar Mediterráneo y abrazando como un abrigo al Principado de Mónaco, se encuentra la Costa Azul, una de las zonas más exclusivas de Europa. El agradable clima mediterráneo está muy influido por el Mistral (o viento del norte, fuerte y frío). El suave clima mediterráneo ofrece una agradable temperatura durante el verano (cercana a los 30 grados) y fresca en los meses más frío, con 11 grados de media. Su vibrante capital, Marsella, es la segunda ciudad más poblada de Francia y el puerto comercial más importante de todo el Mediterráneo con un importante enfoque hacia los astilleros y reparaciones navales. Es también la ciudad más soleada de Francia, con lluvias constantes sólo en otoño, y el viejo puerto de Marsella es considerado uno de los principales atractivos para el turismo debido a su belleza, sus bares, cafés y terrazas. La ciudad, gracias a su clima y playas, es la más importante de Francia en lo que a turismo costero se refiere, por lo que consta de todos los servicios y atractivos náuticos que el visitante pueda imaginar, además de multitud de edificios históricos.

Otro viento importante que barre esta zona, a parte del mistral, es el Siroco, procedente del Sahara, menos frecuente pero también probable. Una de las virtudes de la costa azul es que podemos movernos fácilmente de una ciudad a otra debido a su cercanía. Por ejemplo, Antibes (con el puerto deportivo más grande de la Costa Azul) se encuentra a 6 millas náuticas del centro de Cannes y a 11 del oeste de Niza.

Si comenzamos la ruta marítima por el oeste de la Provenza encontramos las grandes playas de La Brague y La Fontenne. Luego podemos amarrar en Port Vauvan (cuyas fortalezas son patrimonio de la humanidad por la UNESCO) y llegar a la pequeña playa de la Gravette. Una vez en la península de Le Cap veremos varias calas de piedra hasta Le Crotton, junto a Port Gallice, con otra espléndida marina donde reservar amarre.