Siguiendo su ruta marítima hacia al norte por Bahía, llegamos al estado de Alagoas. Uno de las pequeños estados más grandes de Brasil y uno de los circuitos obligatorios de la costa brasileña. Para poder deleitarse con los asombrosos paisajes de la selva tropical desde la costa, es necesario dirigir su embarcación hacia el norte, pues esta prácticamente ha desaparecido del litoral. No obstante, puede disfrutar de manglares y amplias plantaciones de coco durante su viaje. El clima en la costa es tropical, por lo que conviene tener en cuenta la posibilidad de temporales en invierno.

Si desea realizar una parada, en el litoral norte se han construido formidables resorts hoteleros, como por ejemplo en Maragogi y Japaratinga. Si desea navegar hacia el interior para descubrir las maravillas de la zona, la opción es el río San Francisco, con diversos trechos navegables, como el existente entre Pirapora y Juazeiro-Petrolina, de 1.300 kilómetros.

Las playas de aguas cristalina y fina arena se suceden durante 230 kilómetros y algunas de ellas permanecen vírgenes. En Pontal da Barra cuentan que pueden verse algunas de las puestas de sol más hermosas del mundo. Maceió, la capital de Alagoas, tiene en el mar y en sus lagunas sus mayores atractivos turísticos, con grandes hoteles, mesas al aire libre junto a la costa y muchos restaurantes donde poder gozar de la gastronomía típica basada en el pescado y el marisco. Gracias a su clima, la temperatura del mar es tíbia, en especial en las piscinas naturales creadas de forma natural por barreras coralinas, ideales para los submarinistas.